El purín es el líquido formado por las orinas de los animales y lo que rezuma del estiércol. Una vaca produce cada año unos 25.000 litros de este desecho orgánico. Si tenemos en cuenta que cada explotación ganadera tiene de media 97 vacas, deberá gestionar más de 2 millones y medio de litros de purín cada año. Si esta gestión no se hace correctamente y de forma sostenible, las consecuencias pueden ser muy negativas para el medio ambiente y para el entorno de la explotación. Además, se estarán desaprovechando las posibilidades que ofrecen estos residuos para su reutilización en el sector agrícola y ganadero.
¿La sobreproducción de purín puede causar problemas?
Hay que tener en cuenta que el purín contiene una mezcla de defecaciones, aguas de lavado y restos de piensos, por lo que produce emisiones de gases invernadero (metano, amoniaco y CO2) y fuertes olores que repercuten de forma negativa en la calidad de vida de los vecinos de la zona. Si su vertido no se gestiona de forma controlada, puede ser también perjudicial para el medio ambiente, especialmente cuando se trata de explotaciones muy grandes. En estos casos se acumula mucho estiércol y se corre el peligro de que los nitratos, las principales sales contenidas en los purines, se filtren contaminando acuíferos, manantiales e incluso redes de abastecimiento de agua potable.
Actualmente la contaminación por nitratos es el problema más grave de las aguas subterráneas de España, ya que contaminan el 25 % de los acuíferos españoles. Los manantiales de la zona de Osona en Cataluña han llegado a tener índices de nitratos por encima de los 400 mg/l, algo muy grave si tenemos en cuenta que la OMS desaconseja consumir agua que contenga más de 50 mg/l de nitratos.
¿Qué hacer con el purín y cuáles son sus beneficios?
Una de las alternativas es llevar a cabo el sistema de biodigestión anaeróbica, que reduce la emisión de los gases de efectos invernadero derivados de estos residuos orgánicos. Sin embargo, este sistema no elimina el nitrógeno, por lo que es necesario aplicar otras tecnologías.
Durante las jornadas técnicas “Estrategias innovadoras hacia una gestión sostenible de purines”, que tuvo lugar el pasado 8 de octubre en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Santiago de Compostela, se trató como principal solución su aplicación como abono órgano-mineral en los cultivos, especialmente en zonas donde los suelos tienen bajos índices de materia orgánica. De hecho, la cooperativa gallega de ganaderos Feiraco explicó que utilizan el purín para cubrir la mayoría de las necesidades nutritivas de sus cultivos, lo que les supone un gran ahorro económico. Gracias a este material orgánico han reducido a menos de la mitad las cantidades de abono mineral que necesitan para cultivar maíz. Además, con la maquinaria que utilizan pueden localizar fácilmente el purín en la superficie del terreno y volverlo a introducir de forma mucho más profunda para evitar pérdidas de nitrógeno.
El principal problema para el sector es la falta de una normativa nacional que regule la cantidad de residuos orgánicos que se pueden verter en los campos para que disfrutar de sus beneficios sin que suponga un peligro ambiental. Hace unos años se aprobó un reglamento europeo que restringía la cantidad de purines que se pueden arrojar en zonas que corren el riesgo de mayor contaminación de sus aguas subterráneas, lo que supuso una reducción del 30 % con respecto a lo que vertían normalmente. Pero ¿qué hacer con el resto de residuos? ¿Cómo transportarlos desde las granjas hasta los campos agrícolas para depositarlos como fertilizantes sin que suponga un alto coste para los ganaderos?
Aunque ya se están utilizando diferentes sistemas, es fundamental el desarrollo de nuevas estrategias para la gestión sostenible de los purines. En este sentido, existen dos proyectos de investigación que se están llevando a cabo actualmente con financiación de la Unión Europea y en los que el sector tiene puestas grandes expectativas. Se trata del LiveWaste y el Manure EcoMine. Este último tiene entre sus objetivos, además de diseñar y poner en marcha nuevas instalaciones y tecnologías para el tratamiento de desechos orgánicos, el de convertir los estiércoles y purines en un recurso comercial atractivo.