Las redes de alcantarillado que recorren nuestro subsuelo no siempre se planifican con acierto. En las calles de muchas ciudades es fácil observar en los días más lluviosos arquetas desbordadas que, en los peores casos, no solo expulsan agua. Detrás de este problema a menudo se esconde un mal diseño y una falta de modernización del sistema.
Afortunadamente, en los últimos años, se ha incrementando la preocupación existente en torno al tratamiento de las aguas residuales y pluviales. Además, existe una percepción creciente del agua como elemento vital y recurso estratégico del desarrollo y todos los expertos coinciden en señalar la importancia de la gestión integral y sostenible del ciclo del agua.
Por ello, las redes unitarias de saneamiento están siendo paulatinamente sustituidas por las redes de saneamiento separativas.
¿Qué diferencias existen entre las redes de saneamiento unitarias y las separativas?
Las redes de saneamiento unitarias poseen un único conducto que transporta aguas residuales y pluviales.
Sin embargo, en las redes de saneamiento separativas existe una doble red, evacuándose por conductos diferentes las aguas pluviales y las aguas residuales.
Aunque las redes unitarias puedan presentar una serie de ventajas económicas en su construcción y mayor resistencia a la corrosión, este tipo de sistemas acarrea preocupantes inconvenientes. El problema más grave de estos sistemas es que no pueden asumir los caudales de las aguas pluviales. Esto obliga a la construcción y uso de aliviaderos, estructuras hidráulicas destinadas a propiciar el paso de los escurrimientos artificiales. Las aguas que reciben los aliviaderos son aguas altamente contaminadas, ya que arrastran consigo numerosos elementos contaminantes, restos de hidrocarburos, neumáticos e incluso partículas metálicas existentes en las superficies urbanas. Estos residuos, de manera inevitable, contaminan no sólo el medio receptor, sino también el medio ambiente, e incrementan el riesgo de incorporación de productos tóxicos en las aguas reutilizadas.
Además, estos vertederos hidráulicos o aliviaderos funcionan a partir de unos niveles de agua muy elevados, por lo que habitualmente cuando el caudal de agua llega a la planta depuradora es tan alto que dificulta el desarrollo de la depuración. Por tanto, en numerosas ocasiones, el costo económico del proceso es mayor, ya que la reutilización de este tipo de aguas es técnicamente mucho más compleja.
Sin embargo, los sistemas separativos no usan aliviaderos y evitan fugas indeseadas en el medio receptor. De este modo, los vertidos de aguas contaminadas desaparecen, ya que las aguas pluviales y residuales no se mezclan nunca. Estos sistemas permiten también la recuperación de cauces naturales perdidos por la urbanización y propician que las aguas de escorrentía, aquellas que se vierten al rebasar su depósito o cauce, lleguen a almacenamientos superficiales o subterráneos.
Las redes de saneamiento separativas favorecen también un régimen regular de depuración, que no se ve alterado por las lluvias, logrando así abaratar los costes de depuración.
Los sistemas unitarios, predominantes
A pesar de que la mayoría de los expertos coinciden en recomendar el uso de sistemas separativos, todavía predomina el uso de redes unitarias, sobre todo en áreas metropolitanas. Pero cada vez son más los que piensan que no se puede garantizar un buen sistema de saneamiento sin minimizar su impacto sobre el medio ambiente. Hoy en día, existen cada vez más voces que reclaman sistemas sostenibles que favorezcan la reutilización de aguas, algo que solo se puede conseguir con los sistemas separativos, optimizando así los costes de depuración.
En España es necesario reivindicar una correcta planificación que reclame este tipo de redes y defina un nuevo concepto de saneamiento, más eficiente y sostenible.
Qué tipo de aguas de evacuación se pueden verter al mar?
Fecales, pluviales o ambas
En principio solo las pluviales, las fecales tendrían que ser depuradas previamente.
Lo primero sería solicitar una autorización de vertido, en ella te dirían los parámetros que tienen que cumplir antes de su evacuación hacia el medio marino.