Día Mundial de los Humedales 2017
En los últimos años, la filosofía de vertido cero ha tomado fuerza en la gestión de recursos. Orientada hacia la recuperación y la reutilización, se ha convertido en una opción de futuro a tener en cuenta y que cada día gana posiciones frente a otros planteamientos como la eliminación, más costosa y sin respuesta para las necesidades medioambientales.
Qué es el vertido cero
El vertido cero, también conocido como descarga líquida, es un proceso sostenible dirigido hacia la recuperación del agua y la minimización o valorización de la producción de residuos. Se basa en el uso de técnicas y procesos que hacen posible la reutilización de la mayor cantidad de agua residual, disminuyendo así al máximo el consumo de agua y la cantidad de residuos que deben ser gestionados externamente, lo que se traduce en un importante ahorro económico.
Esta es una de las principales razones que está llevando cada día a un mayor número de empresas y administraciones a ver esta nueva forma de gestionar los residuos como una solución a los problemas derivados de la eliminación de residuos: los económicos y los medioambientales.
Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las industrias utilizan agua en sus procesos de producción y, como consecuencia, generan una gran cantidad de efluentes de agua residual.
La aplicación de las técnicas del vertido cero supone el tratamiento del agua residual hasta obtener agua de una calidad tal que permita, de nuevo, su uso urbano, agrario, industrial, ambiental o recreativo. Se consigue, de esta forma, racionalizar la gestión de residuos líquidos disminuyendo, por una parte, el impacto negativo sobre el entorno -al reducir el volumen de almacenaje de líquidos contaminantes, su transporte o el riesgo de aparición de vertidos- y, por otra, los costes de explotación.
Usos
Los procesos de vertido cero se pueden aplicar en prácticamente todas aquellas actividades que generan efluentes líquidos, que son aquellos que resultan de la combinación de los líquidos o desechos arrastrados por el agua y que pueden proceder de viviendas, de actividades comerciales o industriales, y las aguas subterráneas, superficiales o de precipitación-. Son especialmente provechosos en el caso de industrias como la metalúrgica, la farmacéutica o la aeronáutica, entre otras muchas.
Tecnologías
Las tecnologías que se emplean para reducir el efluente son las tecnologías de membranas –osmosis inversa y nanofiltración- y de separación térmica –evaporación y cristalización-, solas o de forma combinada.
En línea con la visión del vertido cero, en SMA apostamos por el uso racional del agua. Por ello, venimos desarrollando e instalando soluciones específicas de regeneración y reutilización del agua residual para diferentes usos, como el riego de grandes zonas verdes, la lucha contra incendios, limpieza de espacios públicos, usos agrícolas o procesos industriales.
Estas soluciones prefabricadas y compactas son especialmente ventajosas en zonas geográficas donde los recursos hídricos tienen un coste elevado, ya que permiten liberar recursos convencionales para usos prioritarios como el abastecimiento de agua potable, que requiere una mayor calidad del agua. En todos los casos, estos sistemas suponen también un importante ahorro en costes de inversión y explotación de las instalaciones, al permitir el ahorro de grandes redes de recogida, bombeo y suministro de aguas residuales y aguas reutilizadas. También, y desde el punto vista medioambiental, se ejerce una menor presión sobre los acuíferos al preservar el agua procedente de los mismos, se contribuye a su recuperación y se reduce el aporte de contaminantes a los cursos naturales del agua.
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